viernes, 11 de julio de 2008

Excelencia en el Servicio a Dios (Primera Parte)

Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.
Colosenses 3:23.


En virtud de algunas inquietudes que nos han llegado al correo hmetodista@gmail.com y de algunas reflexiones del Boletín Vida y Misión Nacional, hemos escrito este artículo, mencionando en primer lugar algunos aspectos ya expuestos en artículos anteriores, respecto a la iniciativa de este sitio:
1. Tenemos la convicción absoluta de que la Iglesia es del Señor, independiente de cuan eficientes o negligentes hayamos sido hasta ahora. La Iglesia es del Señor y nosotros los obreros llamados a trabajar en su obra.
2. Los participantes de esta iniciativa somos miembros activos de nuestra Iglesia. El ver con tristeza el estado actual de muchas congregaciones, nos hace trabajar con más ahínco, tanto en el ámbito local como en otros estamentos de la IMECH. Esta iniciativa nace sólo después de haber intentado de variadas maneras (en el ámbito reglamentario), aportar en mejoras en cuanto a nuestra situación actual. Sería mucho más cómodo haber quedado sólo hasta el ámbito formal, sin embargo consideramos más honesto agotar los caminos para ayudar a reorientar el rumbo de la Iglesia Metodista, aún cuando entendemos que hay algunos de nuestros hermanos que no puedan compartir esta iniciativa y particularmente el anonimato de la misma.
3. Este sitio no representa la visión sólo de laicos, sino que también es compartida y alimentada por pastores de nuestra Iglesia. La Iglesia como un todo debe ser capaz de superar la crisis actual, no teniendo temor de ver nuestras debilidades e intentar superarlas.
4. Como miembros Metodistas, tenemos una rica herencia histórica, habiendo sido precedidos por siervos realmente entregados a la causa del Señor, sin embargo, algunas de las generaciones más contemporáneas, como particularmente la actual Administración de la IMECH, creemos que han desviado el rumbo, lo que nos da algunas muestras de una clara falta de excelencia en el Servicio a Dios.

Respecto a este último punto, es necesario considerar como esta falta de excelencia, está afectando a algunas Iglesias Cristianas, y en especial a la nuestra. Muchas veces creemos que como las cosas son para Dios “que salga como sea”. Lo peor es que muchos líderes saben que las cosas no están saliendo bien y aun así dejan que continúe. Esta cultura no puede ser erradicada si tenemos líderes que permiten esas actitudes. Por ejemplo, ya es parte de nuestra idiosincracia la idea de: “como así se ha hecho siempre…” o “nadie me ha dicho como hacerlo…”.


Al reflexionar en torno a esto, se nos viene a la mente casi de manera inmediata, el concepto de mediocridad, una palabra tal vez fuerte para algunos y eliminada de nuestros vocabularios eclesiales para otros. El Diccionario de la Real Academia Española, la define como “De calidad media. De poco mérito, tirando a malo”.


¿Cree usted que Jesucristo en su afán de leer las escrituras, o de prepararse para su ministerio, o de orar, no daba importancia a su trabajo de carpintero, o lo subestimaba, y por tanto sus mesas eran cojas, sus muebles llenos de astillas y en general que su carpintería era mediocre? ¿Cree usted que Jesucristo nos enseñó a ser cristianos de palabras, a "predicar" de boca para afuera un evangelio memorizado pero poco vivido, a considerar que mientras asistamos a la iglesia, prediquemos, oremos y leamos nuestra Biblia, no importa si somos estudiantes mediocres, si seguimos siendo incumplidos, deshonestos, irresponsables e ineficientes para dar una vida digna a nuestra familia y sociedad?

¿De dónde salió ese evangelio unidimensional, totalmente preocupado con el “más allá”, con una vida en extremo piadosa y de contemplación, que degenera fácilmente en pasividad, mediocridad, y sin autoría, con una complicidad con las peores injusticias, las peores matanzas, y la pobreza más extrema? Es muy necesario que se evangelice, que se predique y se proclame con palabras el evangelio de nuestro Señor Jesucristo, pero si esto no está acompañado de un verdadero cambio en nuestra vida, de una transformación radical de nuestras acciones, de nuestros pensamientos y objetivos, de la búsqueda del carácter cristiano en nuestras vidas, entonces seremos sólo oidores, pero no hacedores de la palabra. Esta decadencia espiritual ¿no será debido a que la doctrina y el culto, que la Autoridad ha mantenido rigurosamente en nuestra época, están más marcados por preocupaciones administrativas, estructurales, legales y jurídicas que por la preocupación de favorecer entre los fieles la actividad personal al nivel de la fe, la fidelidad y de sanar a los enfermos de nuestra sociedad?

La Autoridad, completamente absorbida por la acción de gobernar que centraliza y uniformiza, conoce la tentación —y a veces sucumbe en ella— de confundir la permanencia y la estabilidad con la inmovilidad. Por eso, en lugar de favorecer su propia actividad creadora, que le sería necesaria para cumplir su misión, apunta principalmente a conservar preservando, a mantener defendiendo, a no cambiar e incluso endurecer sus maneras de ser y de comportarse frente al mundo moderno. La Iglesia, por lo menos en su aspecto visible y social, está perdiendo continuamente fieles que se van sintiendo extraños en ella y en sus congregaciones. Si la Iglesia, para ser fiel al espíritu de Aquel del que ha heredado, no llama a la actividad espiritual y no la favorece —única actividad que puede dar el sentido necesario descenderá ineludiblemente por las vías de la desaparición que en algunas congregaciones a veces se presiente. Por tanto, escandalizarse de una visión real de nuestra Iglesia, además de un gran fariseísmo, indica una gran falta de amor, porque no se intenta mejorar de verdad aquello que se ama.

Consagrémonos a una vida cristiana total e integral y que nuestra santificación no sólo resulte en un mejoramiento individual o del grupo social más próximo, sino también en el surgimiento de una Iglesia y un mundo mejor que merezca ser llamado “herencia” para nuestros hijos.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Mis estimados hermanos:

Mis felicitaciones por tan especial articulo que me lleva a pensar que estamos muy lejos de alcanzar este nivel.Por lo menos ahora.

Lograr tener una excelencia en cualquier nivel profesional,son horas de trabajo y esfuerzo para perfeccionar nuestras practicas.

Talvez por esfuerzos no nos hemos quedado,pero necesitamos de la orientacion de nuestros lideres para progresar en nuestra labor al interior de nuestar iglesa.

Escuche algo muy especial y que llego a mi corazon. Desde ese dia intento sentir de esa manera.

"Si el evangelio que predicamos llegara a nuestro corazon asi como llega una hermosa pieza musical a nuestros oidos y la sabemos valorar, si esta inspiracion nos lleva a evocar momentos especiales en nuestra vida ¿porque no somos capaces de hacer esto con nuestros mensajes? ¿por que hay tantos hermanos metodista que se han alejado de nosotros y de nuestros espacios?.

¿podriamos solicitar que nuestros lideres locales,distritales y especialmente los lideres nacionales pudiesen estar acreditados por esta excencia?

Ellos tendrian que ser los primeros son los maestros y nosotros sus alumnos.

¡Si existen dos universidades y una de ellas acredita que sus maestros han logardo la excelencia academica,y la otra solamente tiene buenos maestros? ¿cual elejirimmos nosotros?.

Claro esta "LOS MEJORES."

Hoy no siento que seamos o estemos trabajando para tener una execelecia frente al trabajo de nuestro Señor.

¿Sera un tema que interese a nuestras autoridades? o tendremos que esperar el cambio?

Voy a esperar con ansias al seguanda parte de su articulo.

Unknown dijo...

¿Saben cual es la clave de la EXCELENCIA?
- Encuentro con Cristo
- Constante renovación de votos
(especialmente cuando compartimos la Santa cena)

En pocas palabras convertirse queridos hermanos para ver nuestra realidad con los ojos de Cristo y corregir lo incorrecto mejorar lo mediocre, amar al projimo, acoger a la viuda y al huerfano, visitar al enfermo y al preso,estar dispuesto a ser profesor en nuestras decaidas Esc. Dominicales, poder con los ojos de Cristo ampliar nuestra visión de lo que el Señor puede hacer en nuestras vidas y tener testimonios personales que el mundo que nos rodea pueda ver o que podamos de ello hablar.

Unknown dijo...

Hermano metodista te tengo una pregunta¿en quienes pensabas cuando pusiste la foto de la portada del articulo?
...Muy decidoras las avestruces...

mochimoore dijo...

Queridos hermanos, creo que para que nuestra amada iglesia llegue a la exelencia, debe estar continuamente en contacto con Dios, dando las instancias para adorarlo, con actividades para los ninos, los jovenes, los ancianos, lo que quiero decir es que lamentablemente nuestra iglesia se esta muriendo y si no ponemos de nuestra parte y con la ayuda de Dios( quien siempre esta ahi solo debemos buscar su ayuda), podremos lebantarla, bueno espero que mis palabras sean de ayuda, con mucho carino a la distancia.Barbara Mancilla.

MAYE dijo...

Estimados:

Me parece súper bueno e interesante el articulo. Ahora concuerdo en muchas cosas con los dichos y afirmaciones.

En lo personal y si me lo permiten creo que desde este punto de quiebre debemos empezar a ver nuestra iglesia con una mirada mas del punto de vista social y dirigir bajo estándares de organización para lograr una correcta función de iglesia con impacto en nuestros miembros.

Este estilo de dirección debe ser dado por líderes profesionales que tomen en cuenta el carácter organizacional de la iglesia y no se guíen por la mediocridad de "...si total es pa la iglesia noma...". Esta dirección debe contener una visión estratégica de la iglesia y del como sus miembros aportan socialmente y del como se sienten y el valor que les aporta el entrar a nuestras congregaciones. Algunos me dirán que es una visión bastante comercial de la fe, pero creo que si queremos entregar excelencia y calidad debemos entender y comprender las 2 iglesias que se entrelazan entre si. El ambito congregacional y el institucional al cual debemos atender bajo esta vision estrategica.

Las actuales visiones de dirección para las organizaciones nos entregan tendencias importantes en el como administrar y así poder mejorar y atender esta crisis de profesionalismo que tenemos en la iglesia.

Xorxos dijo...

La visión comercial es solo una forma de ver las cosas, no de sentirlas.

Concuerdo con Maye (quien será ese nick???), la iglesia debe empezar a ver las cosas con una visión de estructura. Pensar que la administración exitosa no es lograr que el agonizante extienda su vida, sino evitar que llegue a ser un agonizante.

No digo que todo lo nuevo sea bueno y lo viejo sea malo. Pero si lo viejo comienza a decaer, se debe consultar y comparar con lo nuevo, en este caso nuevas técnicas o visiones de la iglesia.

Un ejemplo: el contador de la corporación no es Metodista. Habemos contadores y/o auditores en la iglesia, y la mayoría estaríamos orgullosos de ostentar ese puesto, y creo que lo haríamos de mejor forma al tener un compromiso millones de veces mas profundo al de una persona ajena a la Iglesia, sin embargo se aluden a la experiencia en el cargo (como lo he oído muchas veces), y no se dan cuenta que esa se gana trabajando, señores.

En las empresas actuales se prefiere la capacidad a la experiencia, y lo lo he vivido de cerca. ¿Por qué en la iglesia esto no se hace?. Se mantiene gente en cargos y no vemos cual es su compromiso con la iglesia; nos importa mas su compromiso con el cargo.

¿Cuanta gente toma un cargo y al dejarlo se va de la iglesia?
¿Cuanta gente en cargos relevantes deja de asistir a la Iglesia, ya que el cargo lo agota?
¿Cuanta gente llega a los cargo por competencias profesionales ademas de por antiguedad?

Apliquemos la ecuacion de Compromiso+Capacidad, y veamos cual es el resultado