jueves, 30 de octubre de 2008

31 de Octubre: Más allá de un color rojo en el calendario

¿Qué hay de ese 31 de octubre de 1517, con el 31 de octubre que vivimos hoy? ¿Cuántos estamos luchando verdaderamente por un Cristianismo genuino, capaz de reformar y transformar a nuestra sociedad? ¿Somos responsables y capaces de decir algo frente a este Mundo? ¿Qué hay de la imagen de Lutero en el contexto de hoy?

Como nunca, los evangélicos hemos estado en el primer plano de los medios de comunicación. Declarar festivo el 31 de octubre, ha sido una real celebración en todos los grupos protestantes, particularmente, en aquellos que han sido testigos de la lucha, la defensa y férrea esperanza en la fe.

De la misma manera como éste ha sido el tema central de conversación en muchos espacios, también ha sido un foco de discusión que el 31 de octubre haya sido declarado feriado. Para algunos, esto era algo más que exagerado e innecesario. Para otros, solamente una señal política con el fin de obtener más votos en pro de mantener el gobierno de turno. Y hay otros, grupo no menor, que cree firmemente que este 31 es la respuesta justa ante tanto sacrificio que muchos de los antepasados, líderes y modelos abnegados entregaron por amor al Evangelio.

Independientemente de muchas opiniones que podamos escuchar, lo importante y definitivamente relevante es por qué nos declaramos evangélicos y por qué tenemos nuestra mira sólo en lo Alto y en Cristo. Sin lugar a dudas, que el decreto del año 2005 en manos del ex Presidente Ricardo Lagos, nunca dimensionaría 10 que en tres ciclos después se iba a lograr. Ya el reconocimiento hacia la labor de las Iglesias Evangélicas, mediante la declaración del 31 de octubre como el Día de las Iglesias Evangélicas y Protestantes, era un gran logro. Y, ahora aún más, al tener este reconocimiento masivo y público de la fe evangélica, hecho tangible mediante un festivo en el país.


Pero el análisis debe darse mucho más allá. Lo importante es poder reflexionar en qué significa ser un buen cristiano y qué implica declarar que profesamos la iglesia evangélica. Más allá de tener un feriado, es poder entender responsablemente qué significa decir "soy evangélico". Estoy segura, que muchos de quienes leen estas líneas, no tienen la convicción o el conocimiento de lo que sucedió un 31 de octubre de 1517: Martín Lutero, un monje, fue capaz de desafiar el sistema imperante que promovía la Iglesia Oficial. El paso de Lutero al clavar las 95 tesis (propuestas desafiante s al modelo vigente), daría pie a lo que conocemos como Reforma Protestante. Pero, al contrario de lo que muchos piensan, Lutero no quería lograr una gran reforma. Lo que su corazón anhelaba era volver a los orígenes, a los propios cimientos del Cristianismo. Esto, porque el contexto estaba distorsionado y no calzaba con los principios que regían en la Biblia.

Entonces. ¿qué hay de ese 31 de octubre de 1517, con el 31 de octubre que vivimos hoy? ¿Cuántos estamos luchando verdaderamente por un cristianismo genuino, capaz de reformar y transformar a nuestra sociedad? ¿Somos responsables y capaces de decir algo frente a este Mundo? ¿Qué hay de la imagen de Lutero en el contexto de hoy?.
Este festivo a nivel social tiene una gran carga significativa, al entender que es el propio contexto chileno mediante sus autoridades, que nos ha traspasado la misión de seguir afectando a todo el entorno en el que estamos insertos. De nosotros depende, que las futuras generaciones, sigan valorando el rol responsable de lo que significa ser Cristiano en la Sociedad de hoy. La palabra de Dios dice que la “Creación gime por la manifestación de los hijos de Dios”. Tanto tú como yo, somos esos hijos e hijas del Creador y si nosotros no somos capaces de influir y transformar el contexto actual, el futuro no será muy próspero.

Lo que hicieron nuestros mártires y líderes cristianos, es digno de imitar. Que nosotros gocemos viendo el reconocimiento en los medios de comunicación, significó un alto precio de hombres y mujeres del ayer. Aportemos para el mañana de nuestros hijos e hijas. De nosotros depende que una futura generación de cristianos sea posible.
Si bien para muchos de los chilenos y chilenas, será un color rojo más en el calendario (que se suma ya al 1 de noviembre), quienes concebimos a Jesús como nuestro Maestro y nos declaramos evangélicos, el simbo1ismo es potente. La señal es que la lucha por el ideal genuino de la fe en Cristo, tiene su recompensa. Sigamos adelante para perpetuar este valor en nuestra sociedad.

Alejandra Riveros
Revista La Vitrina (Nº 195 Año 2008)

Leer Más...

martes, 14 de octubre de 2008

Tiempo de Orar y tiempo de Marchar

Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco. Exodo 14:15-16.

El pueblo se encontraba en un momento difícil en el que Dios quería manifestar Su poder. Llegó el momento preciso en que se abrió el paso en el Mar Rojo, para sacarlos a salvo. Moisés y el pueblo tuvieron que dar pasos de fe para ver la manifestación de Dios. Moisés se encontraba en profunda oración y clamor; sabía y conocía que sin oración y clamor no hay inspiración, no hay poder. El sabía además que la oración es la que mueve las manos de Dios y cambia las cosas para nuestro bien. Pero de pronto recibe una orden de parte de Dios: "Di a los hijos de Israel que marchen". Es cuando Moisés comprende que hay tiempo de orar y tiempo para actuar. Si solo hubiesen orado sin dar pasos de fe y obediencia, no hubieran visto abrirse el mar, ni a sus enemigos perecer.

En nuestra inmadurez espiritual, podemos cometer dos errores: Por un lado, salir apresuradamente sin buscar la dirección de Dios en oración ferviente, solo pasarlo en oración y ayuno, sin dar pasos de obediencia y fe. La oración es la fuente de todo poder y riqueza espiritual; sin ella el cristiano perece; sin ella no veremos la gloria de Dios; pero la oración debe ir acompañada de obediencia y acción como evidencia de fe.

Este ejemplo y muchos más que podríamos mencionar, nos enseñan este principio: Hay tiempo de orar y tiempo de actuar. Si queremos tener el gozo de salvar almas, tenemos que interceder por ellas en oración y ayuno; pero hay que salir a testificarles, proveerles literatura, visitarles, etc. Si queremos ser sanados, debemos orar, pero también confesar sanidad y dar pasos de fe haciendo lo que no podíamos hacer. Si queremos empleo tenemos que orar; pero luego salir y tocar puertas y buscar el empleo. Si queremos un avivamiento en nuestra Iglesia Metodista, debemos …

Tenemos que ser muy sensibles al Espíritu Santo, para discernir el tiempo de estar quietos en oración y el tiempo de marchar. De esto depende que podamos ver la manifestación de la gloria de Dios en nuestra vida y ministerio.


Cuando Moisés tomó la vara y golpeó las aguas, y los israelitas pusieron sus pies en el fondo del mar en seco, vieron las aguas como muro a su derecha y a su izquierda. Este poderoso capítulo catorce de Exodo, termina con: "Así salvó Jehová aquel día a Israel..." v. 30-31.

Ahora el temor reverente, la adoración, y contemplación llenaban el corazón de Moisés y del pueblo; maravillados de tener un Dios tan fiel y misericordioso.

Cuando damos pasos de fe, guiados por el Señor, nos sucede algo igual. Hay momentos en los que estamos extasiados en oración y gratitud al ver manifestarse Su poder en nuestras vidas. Dios quiere glorificarse en hombres y mujeres de oración, que den pasos de obediencia y fe bajo Su dirección.

Para orar necesitamos método, orden, disciplina, pero también flexibilidad, porque el Espíritu Santo puede soplar en el momento menos pensado. La gente se estanca en la oración por falta de método. El que ora de cualquier manera llega a ser cualquier cosa.

Oración y acción son una pareja que no deberíamos divorciar, para que nuestras oraciones sirvan de algo y para que nuestras acciones conduzcan a algo. En efecto, actuar sin orar es desgastarse y orar sin actuar es engañarse.

Leer Más...

miércoles, 1 de octubre de 2008

Oración sin Acción, ¿Sirve de algo?

La pregunta es capciosa, no hay duda, pero válida si tenemos en cuenta que vivimos en una época donde impera lo funcional y pragmático. Hoy no hay tiempo para lo incierto e intangible. El misterio de lo divino ha sido ocultado por nuestro racionalismo funcional. Estas son inquietudes honestas que surgen, sobre todo, al ver la realidad abrumadora de nuestro mundo y la situación actual de nuestra Iglesia. El hambre, la pobreza, la corrupción, la violencia y la exclusión social, entre otros males, nos desesperan y nos conducen a buscar soluciones prácticas, en las que a la oración no se le concede lugar alguno.

En nuestro ámbito eclesial habitualmente ocupamos la oración como respuesta a muchas cosas, sin embargo ¿lo estamos haciendo en la completitud que este medio de gracia conlleva?. Un grado no menor de escepticismo se percibe en muchas ocasiones entre cristianos que trabajan a favor de la transformación humana y del bienestar integral de los demás. Un escepticismo que, en algunos casos, transforma la fe en activismo y la esperanza en mesianismo humano.


La vida y las enseñanzas de Jesús nos recuerdan la centralidad de la oración. Para él, la oración era la forma de mantenerse en contacto permanente con el Padre, de someterse al escrutinio de Su voluntad y de recibir la inspiración para continuar anunciando y haciendo presente la realidad del Reino de Dios y su justicia. Jesús oraba en privado, lo hacía en público y muchas veces se unía a sus discípulos para practicar la oración comunitaria. Siempre se cuidó de no caer en los riesgos de la oración ritualista, carente de sentido y de acción, como era la de los religiosos de su tiempo. A los fariseos les recordó que sus largas oraciones no servían para nada; eran solamente una excusa más de su religiosidad carente de justicia y de misericordia para con el prójimo.


Pero, ¿sirve de algo?. No sirve de nada cuando se desliga del compromiso cotidiano con la causa del Reino de Dios y cuando se divorcia de la vida y de la Historia. No es cristiana la devoción que se separa de la ética. Emmanuel Kant, un célebre filósofo alemán, señalaba que el ser humano se dispensaba, orando, de actuar moralmente. Por eso para él, la oración era, literalmente, mera tontería.


La oración de nada sirve, seamos sinceros, cuando paraliza las acciones y justifica la falta de compromisos. De nada sirve cuando aliena la existencia y sirve como excusa a la injusticia. A eso se refería Jesús cuando dijo: “!Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, porque les quitan sus casas a las viudas y para disimularlo hacen largas oraciones...” (Mateo 23:14). Sus oraciones, aunque largas y elocuentes, no eran más que palabrerías mal intencionadas para ocultar el despojo. De ahí la dureza con que Jesús las condenó.


Realmente sirve de mucho, y resulta crucial, cuando va unida a la acción y cuando se integra en la totalidad de nuestra vida cristiana; cuando es súplica sincera que busca conocer la voluntad del Padre y cuando conduce al compromiso efectivo con esa voluntad revelada. Jesús oraba: “... pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú” (Mateo 26:39).


De ahí que debamos resaltar la dupla oración-acción; para que nuestras oraciones no se queden en la retórica litúrgica sino que conduzcan al cumplimiento de la voluntad de Dios en el mundo, pero también, para que nuestras acciones, por más esforzadas y nobles que sean, no se conviertan en activismo instrascendente, donde Dios quede ausente y eliminemos así la posibilidad del sentido de nuestro compromiso como cristianos. Orar y no actuar es tan errado como actuar sin orar.

Leer Más...

sábado, 16 de agosto de 2008

En Búsqueda de Señales …

“Samuel respondió a Jehová: ¡Habla, que tu siervo escucha!”
1 Samuel 3:10

Hemos cumplido recientemente tres meses desde que iniciáramos este Blog y el día de hoy se ha cumplido un mes desde la publicación de nuestro último artículo. El silencio de este mes, sin editar alguna nueva reflexión no ha sido casualidad, ni tampoco negligencia de nuestra parte, sino que hemos querido esperar en Oración, la Voz de Dios a través de algunas reacciones y primeras señales de cómo Dios puede hablar al pueblo llamado Metodista.

Las informaciones recibidas durante estos tres meses han sido variadas, habiendo recibido en gran número un respaldo a este trabajo, también ha habido algunos detractores a esta iniciativa, a los que respetamos e invitamos a poder ir viendo los resultados definitivos que podemos lograr en el tiempo. Deseamos transmitir, una vez más, la certeza absoluta que a través de esta iniciativa no se busca el éxito de unos, ni tampoco el fracaso de otros, así como tampoco una popularidad personal, sino la búsqueda del Servicio que Dios merece, a través de una importante organización como lo es la Iglesia Metodista.

Señales de Dios en este período
Al interior de nuestra Iglesia, se están levantando las primeras manos y voces, que asumen nuestra realidad actual y no conformándose con ella, apuntan a reaccionar, dando los primeros pasos al ansiado Avivamiento. Estas primeras señales nos invitan a volver a nuestros orígenes, reactivando las prácticas primarias de nuestra tradición Cristiana. Nos referimos particularmente, a los medios de gracia, los que representan señales exteriores que debe tener todo aquel que busque la cercanía a Dios. Entre aquellos más regularmente practicados se cuentan: La Oración, Adoración Pública, La Santa Cena, Lectura y Estudio de las Escrituras.

Probablemente, sin la creación de este blog no habría voces de defensa o desagravio frente a las realidades que se presentan en nuestra Iglesia. Consideramos que este sitio, en mayor o menor grado, ha provocado algo especial en los lectores metodistas, y por qué no pensar que Dios usa diferentes medios para comunicarnos, sin creernos de ningún modo poseedores de una única verdad. Durante este último mes hemos sido testigos de las primeras reacciones ante la decadencia que vive la Iglesia Metodista, en concreto, hemos sido testigos de Cadenas de Oración (en Iglesias Locales, a nivel Distrital y también Nacional); Encuentros Masivos y algunos Seminarios de Capacitación (destacando el Seminario Nacional de los Jóvenes).

Si bien es cierto, estas primeras señales son un paso importante, es necesario continuar y concretar las acciones, gestos y decisiones siguientes, que puedan dar respuesta a la Voz de Dios en los distintos estamentos de nuestra estructura. Estas primeras señales no deben representar sólo hechos esporádicos, ni reaccionarios, sino continuos y cada vez mejores en el tiempo. A través de las acciones concurrentes debemos dar muestras claras de querer hacer la voluntad de Dios. Anhelamos tener una relación más estrecha con nuestro Creador, pero… ¡cuánto nos cuesta entender cómo El nos habla, cuándo lo hace, y, sobre todo, qué nos dice!.

La Voz de Dios puede despertar a los “dormidos”
Las personas que pasan constantemente buscando cómo agradar a Dios en su vida diaria, tendrán menos dificultad de diferenciar la voz del Señor de aquellas “otras voces”. El punto es que Dios siempre habla y los que estén más cerca de El serán los que mejor lo escuchen. Tal vez puede ser Ud. en su Iglesia Local, a través de una nueva forma de afrontar su liderazgo. Examinemos sin intereses personales de por medio, revisemos y comprobemos que lo que escuchamos sea palabra del trono de la gracia, fresca, desafiante, que penetra nuestra alma y transforma el corazón a Su semejanza. Una razón obvia por la que no escuchamos la voz del Señor es porque estamos “dormidos” en su “templo”. Como se anunció a la iglesia de Sardis en Apocalipsis : “tienes nombre de que vives pero estás muerta”.

Estos “dormidos” deben despertar de inmediato, de lo contrario, como suele suceder, sí escucharán la voz de Dios, pero como Elías la escuchó en la cueva: “¡Sal de tu cueva y dile a Eliseo que él te sustituya a ti!”. Expresándolo en otras palabras: Dios no detiene su obra por un “dormilón”. El Reino de los cielos avanza a pesar del hombre, a pesar de su pereza, o de su falta de visión. Dios no desecha a las personas, pero sí exige servicio fiel y perseverante, y, por supuesto, que su siervo “esté despierto”, atento a El.

Tres veces acudió Samuel a Elí para averiguar por qué lo llamaba. Ni siquiera pensó en otras posibilidades. Samuel creía que el único que podía hablarle era Elí. “Solo Elí estaba con él”. Su oído estaba predispuesto a escuchar lo que él ya conocía. Nos preguntamos cuántas veces me habrá hablado el Señor y como no dijo lo que queríamos oír, repitiendo: “¡Dios no me responde!”. Esta es una de las luchas más grandes de nuestra vida. Escuchar lo que no queremos oír y obedecer a eso. Compartimos el Coro de un maravilloso himno que no siempre escuchamos todo lo que quisiéramos:

Háblame en dulces notas,
Háblame con amor
"Ya la victoria es tuya,
No tengas mas temor".
Háblame cada día,
Hable tu tierna voz,
Susurra en mis oídos;
"¡Tu no estás solo no!".

Hermano(a) Metodista: Dios está más cerca de lo que crees, y su respuesta está en tu oído, solo necesitas decir:

¡Habla que quiero servir,
habla que solo quiero oír tu voz,
habla que quiero dejar de dormir,
habla que quiero tu revelación,
habla aunque cueste hacer lo que dices!,
Solo ¡habla que tu siervo escucha!.

Leer Más...

jueves, 17 de julio de 2008

Excelencia en el Servicio a Dios (Segunda Parte)

¿Conocerá la suerte de la levadura que se ha endurecido y se desecha, la de la sal que ya no sala? ¿Junto con otras denominaciones, se verá abocada a ser, un vestigio de una etapa ya pasada? Debemos esforzamos por alcanzar la excelencia en todo, si no sale bien, mejor no lo hagamos. La Iglesia siempre será un reflejo de sus hijos. Y, si es mediocre, es porque sus hijos somos mediocres.

La mediocridad de los ambientes cristianos es demasiado general como para atribuirla únicamente a las deficiencias individuales o al “espíritu del mundo moderno”. Hay que preguntarse: ¿cómo es posible que la Iglesia haya podido decaer hasta este punto en su obra espiritual respecto de sus miembros siendo la organización que más cerca de ellos ha estado durante años?

Es verdad que hay que reconocer en la Iglesia, un importante grado de moralidad que ha logrado mantener en sus fieles gracias a un puritanismo que, desde hace mucho, se ha considerado el signo por excelencia de la vida cristiana cabal, pero ¿es eso verdaderamente suficiente?; lograr esa moralidad ¿es el papel principal que ha de cumplir la Iglesia en el Mundo de hoy?

La Iglesia Metodista, en lugar de encerrarse en la estricta conservación de su tradición (conservación por lo demás ilusoria), que pueda representar sólo una especie de momificación, apreciaríamos que se viera conducida a medirse con la tarea inmensa que el Mundo Moderno le plantea, para poder participar activamente en el devenir de los hombres.

A continuación se presentan algunas propuestas respecto a cómo podemos iniciar un proceso de excelencia en nuestra Iglesia:

Reconocer de nuestras debilidades: Es importante saber reconocer cuando las cosas no se están haciendo bien. Es impresionante como muchas personas creen estar haciendo las cosas bien, cuando en realidad muchos piensan lo contrario. No debemos ni sentirnos atacados, ni justificar algo que pareciera de nuestra exclusiva responsabilidad.

Capacitación a nuestros miembros
: Sin capacitación, las personas no podrán realizar bien su trabajo. Necesitamos que se nos diga cómo se hace algo, para poder hacerlo bien. Necesitamos ser enseñados. El ir a cursos de capacitación no nos alejará de Dios, el saber más no debe afectar nuestra relación con Dios, pero muchas personas creen que el ir y recibir clases o capacitaciones hará que la gente se enorgullezca y presuma de lo que sabe.

Innovación Eclesial: La monotonía es una de las armas más poderosas contra las Iglesias.

Reconocimiento del cuando es tiempo que otro haga mi trabajo: Para todo hay tiempo, pero los líderes o personas que están en puestos de mando se olvidan de este verso. Debemos saber cuándo es tiempo de que otro haga mi trabajo. Si hay alguien más capacitado, con mayor conocimiento y con la visión de la Iglesia bien cimentada, adelante. Como nos gusta lo que hacemos… deberemos estar felices de saber que hay alguien que está haciendo bien el trabajo.


Presentamos a nuestros lectores, unas líneas de una reflexión de un hermano de otra Iglesia, que vive una realidad similar a la nuestra:

“Me pone triste vivir en una Iglesia en la que el miedo, agazapado y escondido, se asoma a la palestra con burdas justificaciones de su castrante presencia.
Me resisto a creer en una Iglesia en la que, por miedo, hay veces que se miente y se calla la verdad. Que se haga en otras instancias, es triste, pero no hiere tanto.
Hay mucho miedo cómplice que entorpece la labor profética al interior de la propia Iglesia:
miedo a disentir, incluso en cosas pequeñas; miedo a los “delatores” y “censores”, que los hay y en abundante cosecha últimamente.
Miedo al ataque con argumentos sin fundamento, que son los que usan los necios.
Miedo a que no te den tu paga, que te quiten las que ya tienes o que te manden al ostracismo borrando tu nombre de la mesa de invitados, esa mesa en la que se cuece el futuro de las personas.

¡Pobres gentes!
Al miedo lo llaman ahora prudencia y mesura.
Cuando anida en el interior de los cristianos produce efectos pésimos.
El miedo petrifica las ideas y tiene profundo olor a naftalina.
He visto a gentes llorar amargamente porque el miedo a mostrar como son y a decir lo que piensan los tiene estupefactos y temen perder lo que tanto sudor les costó.
“El miedo es natural en el prudente, y el vencerlo es lo valiente”, decía Alonso de Ercilla.
¡No tengáis miedo!, gritó Juan Pablo II, ni en medio del mundo, pero tampoco en la Iglesia, un recinto para ensayar la valentía.
Cuando hay miedo es que faltan muchas cosas en la vida eclesial: confianza,
empatía, cordialidad, frescura, amistad, verdad, perdón, corrección fraterna.
El miedo no es exclusivo ni del clérigo ni del seglar. Es libre y universal”.

Leer Más...

viernes, 11 de julio de 2008

Excelencia en el Servicio a Dios (Primera Parte)

Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.
Colosenses 3:23.


En virtud de algunas inquietudes que nos han llegado al correo hmetodista@gmail.com y de algunas reflexiones del Boletín Vida y Misión Nacional, hemos escrito este artículo, mencionando en primer lugar algunos aspectos ya expuestos en artículos anteriores, respecto a la iniciativa de este sitio:
1. Tenemos la convicción absoluta de que la Iglesia es del Señor, independiente de cuan eficientes o negligentes hayamos sido hasta ahora. La Iglesia es del Señor y nosotros los obreros llamados a trabajar en su obra.
2. Los participantes de esta iniciativa somos miembros activos de nuestra Iglesia. El ver con tristeza el estado actual de muchas congregaciones, nos hace trabajar con más ahínco, tanto en el ámbito local como en otros estamentos de la IMECH. Esta iniciativa nace sólo después de haber intentado de variadas maneras (en el ámbito reglamentario), aportar en mejoras en cuanto a nuestra situación actual. Sería mucho más cómodo haber quedado sólo hasta el ámbito formal, sin embargo consideramos más honesto agotar los caminos para ayudar a reorientar el rumbo de la Iglesia Metodista, aún cuando entendemos que hay algunos de nuestros hermanos que no puedan compartir esta iniciativa y particularmente el anonimato de la misma.
3. Este sitio no representa la visión sólo de laicos, sino que también es compartida y alimentada por pastores de nuestra Iglesia. La Iglesia como un todo debe ser capaz de superar la crisis actual, no teniendo temor de ver nuestras debilidades e intentar superarlas.
4. Como miembros Metodistas, tenemos una rica herencia histórica, habiendo sido precedidos por siervos realmente entregados a la causa del Señor, sin embargo, algunas de las generaciones más contemporáneas, como particularmente la actual Administración de la IMECH, creemos que han desviado el rumbo, lo que nos da algunas muestras de una clara falta de excelencia en el Servicio a Dios.

Respecto a este último punto, es necesario considerar como esta falta de excelencia, está afectando a algunas Iglesias Cristianas, y en especial a la nuestra. Muchas veces creemos que como las cosas son para Dios “que salga como sea”. Lo peor es que muchos líderes saben que las cosas no están saliendo bien y aun así dejan que continúe. Esta cultura no puede ser erradicada si tenemos líderes que permiten esas actitudes. Por ejemplo, ya es parte de nuestra idiosincracia la idea de: “como así se ha hecho siempre…” o “nadie me ha dicho como hacerlo…”.


Al reflexionar en torno a esto, se nos viene a la mente casi de manera inmediata, el concepto de mediocridad, una palabra tal vez fuerte para algunos y eliminada de nuestros vocabularios eclesiales para otros. El Diccionario de la Real Academia Española, la define como “De calidad media. De poco mérito, tirando a malo”.


¿Cree usted que Jesucristo en su afán de leer las escrituras, o de prepararse para su ministerio, o de orar, no daba importancia a su trabajo de carpintero, o lo subestimaba, y por tanto sus mesas eran cojas, sus muebles llenos de astillas y en general que su carpintería era mediocre? ¿Cree usted que Jesucristo nos enseñó a ser cristianos de palabras, a "predicar" de boca para afuera un evangelio memorizado pero poco vivido, a considerar que mientras asistamos a la iglesia, prediquemos, oremos y leamos nuestra Biblia, no importa si somos estudiantes mediocres, si seguimos siendo incumplidos, deshonestos, irresponsables e ineficientes para dar una vida digna a nuestra familia y sociedad?

¿De dónde salió ese evangelio unidimensional, totalmente preocupado con el “más allá”, con una vida en extremo piadosa y de contemplación, que degenera fácilmente en pasividad, mediocridad, y sin autoría, con una complicidad con las peores injusticias, las peores matanzas, y la pobreza más extrema? Es muy necesario que se evangelice, que se predique y se proclame con palabras el evangelio de nuestro Señor Jesucristo, pero si esto no está acompañado de un verdadero cambio en nuestra vida, de una transformación radical de nuestras acciones, de nuestros pensamientos y objetivos, de la búsqueda del carácter cristiano en nuestras vidas, entonces seremos sólo oidores, pero no hacedores de la palabra. Esta decadencia espiritual ¿no será debido a que la doctrina y el culto, que la Autoridad ha mantenido rigurosamente en nuestra época, están más marcados por preocupaciones administrativas, estructurales, legales y jurídicas que por la preocupación de favorecer entre los fieles la actividad personal al nivel de la fe, la fidelidad y de sanar a los enfermos de nuestra sociedad?

La Autoridad, completamente absorbida por la acción de gobernar que centraliza y uniformiza, conoce la tentación —y a veces sucumbe en ella— de confundir la permanencia y la estabilidad con la inmovilidad. Por eso, en lugar de favorecer su propia actividad creadora, que le sería necesaria para cumplir su misión, apunta principalmente a conservar preservando, a mantener defendiendo, a no cambiar e incluso endurecer sus maneras de ser y de comportarse frente al mundo moderno. La Iglesia, por lo menos en su aspecto visible y social, está perdiendo continuamente fieles que se van sintiendo extraños en ella y en sus congregaciones. Si la Iglesia, para ser fiel al espíritu de Aquel del que ha heredado, no llama a la actividad espiritual y no la favorece —única actividad que puede dar el sentido necesario descenderá ineludiblemente por las vías de la desaparición que en algunas congregaciones a veces se presiente. Por tanto, escandalizarse de una visión real de nuestra Iglesia, además de un gran fariseísmo, indica una gran falta de amor, porque no se intenta mejorar de verdad aquello que se ama.

Consagrémonos a una vida cristiana total e integral y que nuestra santificación no sólo resulte en un mejoramiento individual o del grupo social más próximo, sino también en el surgimiento de una Iglesia y un mundo mejor que merezca ser llamado “herencia” para nuestros hijos.

Leer Más...

martes, 24 de junio de 2008

¿Democracia Metodista? (Segunda Parte)

Libertad de Opinión (Continuación): Cuanto más conscientes somos los miembros del Cuerpo de Cristo de la gran responsabilidad que supone ser partícipes de las decisiones más importantes de la Iglesia, más cerca estaremos de comprender la necesidad de santidad individual. La participación comprometida de todos los creyentes hace que la comunión y el sometimiento mutuo de los que nos habla la Escritura sean así firmes y coherentes. Por tanto, resulta fundamental la asunción de un temor de Dios que nos lleve continuamente a la dependencia de Él, a velar para que todos vivamos en comunión madura con Dios y con los demás; fundados en una relación horizontal y vertical sin rendijas.
Por eso son muchos los que empiezan a pensar que no se pueden cambiar las estructuras, sino que es necesario abandonarlas, hasta que ellas caigan por sí mismas y se pueda volver a construir una iglesia distinta, desde el evangelio, retomando los motivos básicos del Nuevo Testamento. Éste es el tema de la Iglesia, unos siguen criticando sus estructuras; la mayoría parecen “pasar” de ellas y las “abandonan”. Evalúe Ud. mismo estimado hermano(a), en los últimos años hemos trabajado en un cambio de estructuras. El resultado ha sido prácticamente replicar los modelos hasta ahora existentes, lejos de la línea de libertad, de participación y de evangelio, en pro de una mayor centralización y absolutismo episcopal.

El tema no es la estructura, es la misma vida y realidad de la Iglesia… Corremos el riesgo de querer cambiar sus estructuras (su funcionamiento), mientras ella misma “pierde su sentido”, convirtiéndose en una estructura de poder, cada vez menos importante en el conjunto de la sociedad. Por eso, da la impresión de que están siendo ya mayoría aquellos que no quieren cambiar nuestra Iglesia, les da lo mismo.
La importancia de vivir en libertad, de poder elegir libremente, de poder ser elegido, de poder participar en las instituciones como miembro activo, pero también, de entender que la hermandad tiene que ver con la igualdad de oportunidades con respecto a: la Educación, el acceso a cargos, el profesionalizar nuestra Iglesia, a la distribución correcta de los recursos que ni siquiera nos hemos ganado, sino que hemos heredado.

Manejo de la Información: Si tenemos aún, el deseo firme de volver a nuestras raíces fidedignamente democráticas, la información para tomar las decisiones importantes de nuestra Iglesia se debe compartir y socializar. La compra del automóvil episcopal es uno de tantos ejemplos, donde la información y decisiones sobre la misma están en poder de unos pocos. Un tema por todos sabidos es el manejo de las listas de Nombramientos Nacionales, donde existen nombres que van cambiando de cargo, pero llevan años en las líneas de decisión.

Carencia de Principios Eticos: La capacidad de llevar a la práctica los principios cristianos, es un paso fundamental en la vida Cristiana. Es muy importante el equilibrio entre el conocimiento teórico y la acción. Nuestras autoridades y líderes, deben preparar políticas de una manera responsable. Políticas que puedan llevarnos a los objetivos que nos hemos propuesto. La expresión pública y privada de la ética en nuestra vida de Iglesia, no solamente está sustentada por la ética de nuestras autoridades (la transparencia), sino que también engendra nuevas políticas, en cada fuente de poder o decisión de uno o más miembros. Si uno proyecta principios éticos, éstos podrán favorecer el camino de las personas que deseen comportarse de la misma manera en torno a la sociedad y de esa manera proyectar un testimonio cristiano consecuente.
En los últimos tiempos, se ha producido una profunda crisis de la conciencia y vida moral de la sociedad chilena que se refleja también en la comunidad Metodista. Esta crisis está afectando no sólo a las costumbres, sino también a los criterios y principios inspiradores de la conducta moral y, así, ha hecho vacilar la vigencia de los valores fundamentales éticos.

Nos preocupa muy hondamente este deterioro moral de nuestro pueblo. Y, en particular, nos duele que el conjunto de los creyentes participen en mayor o menor grado de este deterioro, máxime cuando la comunidad Metodista, de tanto peso antaño en nuestra sociedad, con esta desmoralización no está en condiciones de poder cumplir con sus responsabilidades en este campo y contribuir a la recuperación moral de nuestro pueblo. La Iglesia tiene en estas circunstancias una misión urgente: colaborar en la revitalización moral de nuestra sociedad. Para ello, los Metodistas debemos ser capaces de proponer la moral cristiana en todas sus exigencias.

Leer Más...

miércoles, 18 de junio de 2008

¿Democracia Metodista? (Primera Parte)

Una sana autocrítica en la Jerarquía de la Iglesia se va haciendo cada vez más necesaria

Nuestro país vivió durante 17 años gobernado por militares y esto aparte de un sinnúmero de irregularidades, dejó un conjunto de marcas sociales de difícil superación, más aún cuando éstas han trascendido no sólo a las personas sino, en ocasiones, a algunas organizaciones. Presentamos algunas de las secuelas, presentes en nuestra organización, que muestran como la Estructura de la IMECH se ha desviado de nuestras raíces democráticas.

Autoritarismo: El Estatus Jurídico de la Iglesia Metodista, menciona que “la Asamblea General es el Órgano de máxima autoridad en la Iglesia Metodista de Chile, su función es: administrar, coordinar, organizar, legislar y dirigir la Iglesia Metodista de Chile, elegir su liderazgo nacional, hablar en nombre de la Iglesia y representarla en el ámbito jurídico y social”. Esto es lo que se dice en el papel, pero en la práctica esto se diluye, y lejos de poder actuar consecuentemente con este espíritu democrático, los ámbitos de la autoridad invaden los límites de la libertad, estableciendo así niveles cercanos a la opresión. La “esfera de la autoridad” extravía sus límites, cuando ésta comienza a degenerar en despotismo, mostrando características más cercanas a una dictadura que a una democracia. El Gabinete de nuestra Iglesia, el Comité Ejecutivo, la Junta General, muestran cada vez más señales de una subordinación y servilismo, que un respeto hacia la autoridad. Nos estamos acostumbrando a una propensión a ejercitar arbitrariamente el mando en beneficio de unos pocos, a los que satisface y acomoda nuestro “Modo de ser Metodista”.


La Iglesia puede y debe ser a todos los niveles, una comunidad de hombres libres. Si quiere servir a la causa de Jesús, nunca puede ser una institución de poder o una Santa Inquisición. Sus miembros han de estar liberados para la libertad: liberados de la esclavitud a la letra de la Ley, liberados para la vida, el servicio y el amor. Hombres que no tienen que estar sometidos más que a Dios, y no a poderes absolutos ni a otros hombres.


Donde no hay libertad, no está el Espíritu del Señor... Nadie en la Iglesia tiene derecho a manipular, reprimir o suprimir, abierta o solapadamente, la libertad fundamental de los hijos de Dios y establecer la soberanía del hombre sobre el hombre, en lugar de la soberanía de Dios. En la Iglesia debe manifestarse esa libertad en la libertad de palabra (franqueza) y en la libertad de acción y renuncia (libertad de movimientos y liberalidad en el sentido más amplio de la palabra)... la misma iglesia debe ser a la par ámbito de libertad y abogado de la libertad en el mundo.

Libertad de Opinión: Los 17 años de dictadura abrieron un espacio y cambiaron el modo de relacionarse de una manera que fue consolidada a través del miedo, miedo a asumir la responsabilidad social que ameritaba la situación. Nuestras Asambleas (Locales, Distritales y General), escasamente muestran las opiniones reales de nuestras bases, y ni siquiera nos atrevemos a criticar, por el “costo” que esto puede significar.

En cuanto a este sitio web, entendemos perfectamente que existan personas que valoren esta tarea así como también existan detractores, aunque los argumentos expresados por estos últimos están más en la forma que en el fondo. A este respecto, hemos recibido numerosos correos de apoyo y felicitaciones por esta iniciativa (dentro de éstos un número importante de pastores), sin embargo los aportes públicos en el sitio, a través de los comentarios denota este silencio presente en los distintos ámbitos de nuestra Iglesia, que poco a poco nos va consumiendo. Pareciera que el legado de Wesley “Pensamos y dejamos pensar”, es patrimonio de unos pocos “pensadores” …


Nos parece sólo digno de nuestra Iglesia, el que en círculos de poder, se haya barajado denunciar a los Tribunales de Justicia a los creadores de este sitio o prohibir oficialmente el que se puedan leer estas páginas a todo miembro Metodista.

Continuará ...

Leer Más...

lunes, 2 de junio de 2008

El Nuevo Auto Episcopal

Si tuviésemos que hacer una clasificación socioeconómica del miembro Metodista promedio, podríamos situar a éste dentro de las clases sociales Media, Media Baja y Baja. Esto conlleva a que una minoría de los miembros Metodistas posean un automóvil propio y cuando pueden acceder a él, aspiran a un vehículo usado o en el mejor de los casos, cuando se puede optar a algún vehículo nuevo, los valores accequibles están en torno a los seis o siete millones de pesos. Es ya conocida por nosotros la Entrada Triunfal de Nuestro Señor Jesucristo a Jerusalén en un Humilde Pollino. Pudiendo haber hecho este recorrido en un gran corcel Romano de la época, su opción fue diferente. Juan Wesley, solía recorrer unos trece mil kilómetros a lomo de caballo en promedio cada año, pudiendo optar por otras alternativas bastante más cómodas, ya existentes en la época.

¿Dónde está la austeridad de que se habla? ¿Dónde está la dificultad para optar a los recursos disponibles por la venta de la radio? El automóvil episcopal está fuera de toda racionalización de gastos, más aún, bastante lejano de representar nuestra realidad Metodista … ¿Cuantos de nuestros miembros cuentan con un automóvil de más de 15 millones de pesos, sí QUINCE MILLONES de pesos?

“Todo tiempo pasado fue mejor …” dice el dicho, estemos o no de acuerdo, al menos podríamos afirmar que las prioridades del pasado eran diferentes a las actuales. Esto aplica no sólo para cada uno los miembros de Iglesias locales, que no tienen mayores responsabilidades en nuestra organización Metodista, sino también ha permeado a algunos de nuestros líderes. En artículos previos, ya hemos rescatado algunas informaciones oficiales y hemos evidenciado algunos de los indicadores del cumplimiento real de la Misión por parte de la Iglesia Metodista. A pesar de los antecedentes expuestos, las decisiones para recuperar el rumbo de la Iglesia, aparentemente desvían su camino.
Aprovechando la reunión de la Junta General de hace unos días, en las Oficinas Centrales de nuestra Iglesia, pudimos conocer el vehículo adquirido por la Administración actual. Ud. la puede apreciar en la foto, aunque les podemos asegurar que en vivo y en directo es bastante más apoteósico.
¿Qué opinión podríamos esperar de algún humilde hermano o de esas disciplinadas hermanas pensionadas y diezmeras de nuestras congregaciones, cuando vean llegar un vehículo como el adquirido para transportar a nuestro líder eclesiástico?
Alguna persona poco entendida en finanzas podría decir que es una inversión, pero: Elegir una marca como un Citroen, una de las que se desvaloriza más rápidamente en el mercado. Adquirir en este tiempo (en que la bencina está a la par con el petróleo), un automóvil petrolero como el que se ha comprado, con los altos costos de mantención que ello involucra … este es un lastre que se heredará a por lo menos el próximo Obispo.
La pregunta es: ¿Quién toma este tipo de decisiones? En la Asamblea General no recordamos haber escuchado de este tema y mucho menos de estos montos. En la Junta General, el automóvil ya estaba comprado, es acaso el Comité Ejecutivo el responsable? ¿Es el Comité de Fondos de la Radio? ¿Quién asume este tipo de decisiones?
Creemos que al menos nos debemos una justificación a este respecto y … nos nace la interrogante: ¿Se están tomando las decisiones relacionadas a la Misión, con criterios similares?.

Leer Más...

viernes, 23 de mayo de 2008

Una Invitación a la Junta General en el día del Corazón Ardiente …

La experiencia del corazón ardiente vivida por Juan Wesley, ese 24 de mayo de 1738 está conmemorando un nuevo aniversario y qué mejor fecha para que la Junta General, el cuerpo ejecutivo de nuestra Iglesia Metodista de Chile, pueda no sólo conmemorar esta fecha, sino rescatar y traer al presente parte del valioso legado que se nos ha heredado. El siguiente relato da cuenta de esta importante fecha:
“De noche fui de mala gana, a la reunión de una sociedad, en la calle Aldersgate, donde uno leía el prefacio de Lutero a la Epístola a los Romanos. A eso de las nueve menos cuarto, mientras describía el cambio que Dios obra en el corazón por la fe en Cristo, sentí arder extrañamente mi corazón. Sentí que confiaba en Cristo, Cristo solo, para la salvación; y se me dio la seguridad de que Él había quitado mis pecados, aun los míos, y me salvó de la ley del pecado y de la muerte”.

Este fin de semana del 24 y 25 de mayo se reúne este cuerpo colegiado en Santiago, constituido por alrededor de 30 hermanos (laicos y pastores), los que se juntan a evaluar y proyectar el caminar de nuestra Iglesia, en sus distintos estamentos. Esta reunión que se realiza dos veces al año, significa un esfuerzo importante que se traduce en estar dos días reunidos, para este grupo selecto de hermanos, con el consecutivo costo de algunos millones de pesos que esta actividad representa, y que se costea en gran medida con los aportes del Fondo Conexional. Compartimos con Uds., Hermanos de la Junta General, tan sólo dos elementos que contribuyen al mejoramiento de las instituciones y su permanencia en el tiempo:
  • El mirar de los intereses comunes: Consiste en un contrato tácito que cada miembro hace con el Señor y con nuestra Iglesia, con miras a obtener no las propias satisfacciones, sino del bien general. Cuando estos logros se concentran sólo en los polos de poder, a costa del resto de los miembros, se provocan rupturas, renuncias e incluso el riesgo de la disolución del grupo. La permutación y alternancia en los cargos, es un proceso que facilita el desarrollo de las instituciones. Esta movilidad dentro del grupo lleva a la mesa de discusión distintos puntos de vista que enriquecen y vitalizan al grupo, el cual de no ser así corre el riesgo de envejecimiento y decadencia al igual que las personas.
  • Crisis en las Instituciones: Cada vez que una institución experimentó una crisis, o fue atravesada por el miedo de caer, tuvo la oportunidad de evaluar su continuidad y revertir la situación, en consecuencia con los principios formativos. Es el tiempo de hacer frente a las dificultades para lograr un renacer, con más lucidez, con más fe, con más conversión, con el verdadero Espíritu del Señor, de modo de encontrar nuevos caminos donde encontrar un nuevo compromiso con el Señor.
Invitamos a cada miembro de esta Junta General a detenerse por dos días y preguntarse el aporte real que significará esta reunión y el impacto que esto puede provocar en nuestra Iglesia, partiendo desde lo local a lo Nacional, y no a la inversa. Que no se transforme en una reunión más, donde ir a asumir una tabla de reunión pre-hecha y a aprobar cada uno de los informes presentados, que dan cuenta en su mayoría de un pasar administrativo, hoy día lejano a la Misión real de la Iglesia.

Les instamos a reflexionar y a actuar, para dar cuenta de los compromisos asumidos en el plano espiritual de nuestra feligresía. Les pedimos dedicar menos tiempo a lo administrativo y más a la Misión, preocupémonos menos de las crisis de algunas instituciones, dejemos de ver como gastaremos los recursos de la venta de la radio y veamos cómo salir de este estancamiento que nos consume y que ya es parte de nuestra autocomplacencia.

Hermanos de la Junta General:
Manos a la obra para sentirnos orgullosos de este día del Metodismo

Leer Más...

miércoles, 21 de mayo de 2008

Reflexiones de este Blog (Segunda Parte) …

La Voz de aquellos sin voz …


Nuestra Iglesia Metodista, se declara democrática, más aún cuando, no sólo aquellos miembros en plena comunión tienen derecho a voz en las Asambleas sino también los probando. Juan Wesley, menciona: “En todo aquello que no vulnere las raíces de nuestra fe, pensamos y dejamos pensar”. Nuestro país vivió durante años bajo el régimen militar, que también en muchos sectores se declaraba como un régimen democrático y donde cada ciudadano se podía expresar libremente.

En nuestra organización, existen las Asambleas donde efectivamente nuestras opiniones se pueden expresar “libremente”, pero no hay espacios donde se puedan tratar los temas de fondo que a muchos preocupan. Cuando se intenta tratar los temas de fondo, éstos se terminan acallando y ni siquiera en la Asamblea General, el lugar de debate por excelencia, se llega a la instancia de poder tratar estos temas en profundidad, tomando medidas para revertir la situación actual. En el extremo, todos aquellos a quienes funcionan las cuerdas vocales pueden hablar, pero en la práctica ¿no es acaso en nuestras conversaciones de pasillo?, ¿en los “break” de nuestras Asambleas, en la comunicación informal, en el denominado Correo Metodista donde se conoce mucho más del pasar real de la Iglesia que sólo escuchando los “informes formales”? ¿No es en extremo complicado para algunos pastores que comparten algunas de estas inquietudes, el que se puedan expresar libremente en una Asamblea de Distrito, General o alguna instancia fuera del ámbito más íntimo?.


Cuando hablamos de aquellos sin voz, estamos utilizando una metáfora para expresar la situación a la que ha llegado nuestra Iglesia, de no generar los canales de expresión, no escuchar, no propiciar aquello que nos permita tener visiones diferentes a la “oficial y formal”. En algunos sectores es mirado como algo incorrecto, de discordia, el levantar una voz diferente, y se terminan aplacando dichas expresiones, que igualmente están presentes en los distintos sectores, pero en los canales informales, sin poder presentar nuestra voz en lo formal. Recordemos que la infalibilidad del papa es un distingo de la Iglesia Católica y no de la línea protestante. En definitiva, nos estamos quedando sin voz …


Un interesante artículo de un gran escritor Metodista…

Compartimos unas breves líneas de reflexión que han llegado a nuestro correo:
“Esta novedosa y oportuna iniciativa es tal vez el signo de un despertar, que permita que por fin el metodismo chileno sea lo que debe ser: Metodista. Comparto plenamente sus preocupaciones por la 'crisis de la Iglesia Metodista', la que sin disminuirla es parte de una crisis global del cristianismo, pero me quedo con el término crisis como sinónimo de parto, duele pero al final algo nuevo nace para bendición de todos, pero hay que atreverse a vivir la experiencia. Comparto con ustedes la 'perplejidad' ante lo que sucede en nuestras iglesias, la verdad es que no sabemos qué hacer, porque las respuestas no sirven, sino solamente las acciones. Creo sinceramente que para superar tamaña crisis hay que abrir las puertas, las ventanas, la mente y el corazón para recibir una nueva brisa renovadora en la Iglesia, hay que convocar al diálogo, escucharnos primero, ponernos de acuerdo en el tipo de Iglesia que deseamos construir, echar por tierra viejas teologías que ya no sirven ni responden a nada y dejar que el Espíritu Santo sea el que nos mueva hacia esa tierra prometida que tanto todos anhelamos. Vamos a renovar nuestra tradición transculturada y hacerla nuestra y viva. Así que manos a la obra, vamos a dejar los miedos de lado que nos paralizan, vamos a dejar de confiar en los privilegios para confiar en la fe en Jesucristo y a seguir aportando ideas para que algo nuevo nazca con la ayuda del Señor”.

Leer Más...

lunes, 19 de mayo de 2008

Reflexiones de este Blog (Primera Parte)

Estimados Hermanos, que la paz del Señor sea con cada uno de Uds. Agradecemos vuestras respuestas a esta iniciativa, la mayoría de ellas son de gratitud y felicitaciones, algunas otras, con inquietudes y las menos, con algún grado de desconfianza. A la fecha de redacción de estas líneas, contamos con más de 450 visitas en nuestro sitio, las que esperamos sigan aumentando para llegar a conformar el espacio de reflexión pretendido.

Invitación a la reflexión

Como fue mencionado en el primer artículo titulado: “Bienvenido al Sitio Hermano Metodista”, este sitio pretende ser un espacio de encuentro entre diferentes ideas y visiones de nuestra Iglesia. En particular, un espacio para aquellos que consideramos que la Iglesia Metodista, de la cual todos somos parte, ha dejado de hacer cosas, que permitan obtener los resultados que Dios espera de nosotros. De ninguna manera nos mantenemos al margen de esta responsabilidad, o intentamos culpar a algunos hermanos laicos o pastores de los logros hasta ahora obtenidos, por el contrario, como se menciona en un correo recibido a este sitio: “Si la obra del Señor ha permanecido en nuestra iglesia por 130 años, significa que el Espíritu del Señor está presente, de lo contrario ya se hubiese extinguido”. La pregunta que cabe hacernos es si la generación actual, ha sido fiel al legado que nos han dejado nuestros antepasados y estamos haciendo lo adecuado para multiplicar los “talentos” entregados o al igual que el siervo necio hemos mal-mantenido lo heredado. Como no rememorar nombres como Roberto Elphick, Pedro Zóttele, Raimundo Valenzuela, Isaías Gutiérrez y algunos otros. De ninguna manera esperamos tener respuestas absolutas a estas reflexiones, sino que la diversidad de las mismas, nos lleven a tomar mejores decisiones en los distintos estamentos de nuestra Iglesia: lo local, distrital y, por los impactos que pueden conllevar, en el ámbito nacional.


Esta es una de las realidades que nos inquietan …

Miembros en Plena Comunión por Distrito (Informe Episcopal Asamblea General 2008 )

DISTRITO

AÑO 2005

AÑO 2007

RESULTADOS

NORTE

634

528

-106

NORTE VERDE

794

812

+18

METROPOLITANO

1.496

1.426

-70

W. TAYLOR

235

229

-6

CONCEPCION

2.190

2.085

-105

SUR

1.181

1.105

-76

AUSTRAL

154

131

-23

TOTALES

6.684

6.316

-368


Por qué sólo “Hermano Metodista”…

Hemos adoptado la decisión de mantener nuestras identidades anónimas, asumiendo sí, una postura seria y responsable en cuanto a lo que publiquemos y/o permitamos que se publique en este Blog. Esta decisión se debe principalmente a tres aspectos, que deseamos compartir:

1. El Objetivo de este Blog es generar un espacio de reflexión, donde no esperamos, bajo ningún punto de vista, creernos poseedores de la verdad, sino que se genere un medio de opinión y diversidad que nos ayuden a actuar y cumplir con nuestro Rol de Cristianos y Metodistas. El asociar esta iniciativa a una o más personas puede conllevar que se apruebe o rechace este aporte en función de las personas y no en términos de las reflexiones generadas y de los objetivos perseguidos.
2. En nuestra Iglesia, existen múltiples casos donde el actuar o emitir opiniones en público conllevan costos no menores. Esto ocurre tanto en la Administración Eclesiástica como en la Administración de las Instituciones, tanto para laicos como pastores y principalmente para aquellos que tienen algún grado de dependencia económica de la Corporación Metodista. El mantener nuestra identidad en el anonimato, nos permite seguir trabajando en la Organización actual de la Iglesia, no poniendo en riesgo nuestras responsabilidades y obligaciones en sectores y cargos tanto actuales como futuros.
3. El hecho de que la identidad de las personas responsables de esta iniciativa sea reservada, no significa a priori que sea algo positivo o negativo. ¿Se supone acaso que todo lo público es lícito y honesto, y que todo lo reservado y anónimo es malo y perverso? ¿No tiene acaso mayor valor un acto de caridad cuando es anónimo sin jactamos de lo realizado?

Entendemos que algunos puedan no compartir estos argumentos, pero otros los comprenderán en virtud de lo vivido, es parte de nuestra diversidad. En este espacio también existe la posibilidad de disentir, con respeto y seriedad, pero la invitación es a no sólo quedarnos con la forma, sino con el fondo, es por ello que solicitamos a Ud. y a las personas que visitarán este espacio, nos den el tiempo necesario para poder emitir vuestra opinión respecto de los contenidos acá vertidos.

Leer Más...

martes, 13 de mayo de 2008

¿Cómo ve Dios a la Iglesia Metodista?

Sería demasiado atrevido intentar saber lo que Dios opina y como ve en la actualidad a la Iglesia Metodista de Chile, tanto a sus miembros como a sus autoridades. Reflexionaremos brevemente en torno a la pregunta de cómo estamos actuando en nuestro rol de Cristianos y luego en el rol de Metodistas.
La Biblia es clara en afirmar que Dios ama a sus hijos y les da muestras de sus múltiples bendiciones. ¿Qué podríamos decir en cuanto a las bendiciones de Dios para su Iglesia Metodista? ¿Ud. cree que estamos siendo bendecidos por Dios? El libro de Corintios menciona “Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios” 1ª Corintios 3:6. ¿No es acaso la situación actual de la IMECH, una respuesta de Dios respecto a la forma de actuar de cada miembro metodista, Laicos y Pastores, Autoridades y Gobernados?
El número de miembros a nivel nacional va disminuyendo año tras año, así lo confirma el informe episcopal de la Asamblea General 2008. En términos financieros a nuestras Iglesias les cuesta cada vez más solventar los gastos locales así como el Fondo Conexional; los cultos dominicales vespertinos cada vez son menos; la Escuela Dominical está en franca decadencia; los Estudios Bíblicos semanales ya prácticamente no existen y los jóvenes se alejan cada vez más tempranamente de nuestras congregaciones, con el pesar de sus padres … ¿Cuántas Iglesias a lo largo del país cuentan con una asistencia permanente que supere los 100 miembros en cada reunión? ¿Es acaso esto una meta muy alta?
El liderazgo es el factor humano decisivo en toda organización, es por ello que tanto el pastor como el liderazgo laico activo son la clave para que una iglesia sea apasionada en cumplir el mandamiento de “id y haced discípulos a todas las naciones…” (Mt. 28:19). De manera que, si la Iglesia local no está avanzando en cumplir el propósito de Dios es porque el pastor y la Junta de Oficiales de la iglesia está fallando en una de sus funciones principales. Cada iglesia local, poco a poco va adoptando la personalidad y dinamismo de su liderazgo.
Abraham Lincoln, ex presidente de los Estados Unidos, dijo de los metodistas: “Envían más oraciones al cielo y más hombres a servir a su país que todos los demás cuerpos religiosos”. El Metodismo desde sus orígenes, se hizo famoso por sus reuniones en campamentos, sus avivamientos y por su celo para ganar almas. Sus predicadores, no siempre con una elevada educación, eran hombres de un libro, la Biblia, la que predicaban con un fervor y un celo sin paralelo en la historia.
A pesar de esto, Juan Wesley, antes de morir, estaba preocupado por la suerte que correría el metodismo. Dijo: “No temo que el pueblo llamado metodista pueda dejar de existir, sea en Inglaterra o América. Pero temo que lleguen a existir sólo como una secta muerta, que tenga la forma de la religión sin su poder. Y esto será indudablemente lo que suceda sino se mantiene firme tanto en doctrina como en el espíritu y disciplina con que empezó”. (Juan Wesley, 6 de agosto de 1786).
Todo miembro de nuestra Iglesia, medianamente inteligente, sabe que algo anda mal en la Iglesia Metodista. Sabe que la enseñanza de la Escuela Dominical y de los seminarios metodistas se ha alejado de las verdaderas enseñanzas Bíblicas y del metodismo histórico. Se ha dado cuenta de que la predicación se refiere mayormente a reformas sociales, en vez de al evangelio de salvación que cambia las vidas. La membresía sabe que no está siendo alimentada con la Palabra de Dios, que tanto necesita la sociedad actual.
Invitamos a cada uno de ustedes a ser honestos con Dios y dar respuesta a la pregunta: ¿Cómo ve Dios a la Iglesia Metodista?

Leer Más...

Bienvenido al Sitio Hermano Metodista

Amado Hermano Metodista:

Le damos una muy cordial bienvenida al Blog “Hermano Metodista” el que representará la voz de algunos hermanos de nuestra amada Iglesia Metodista y que también está a disposición de toda la hermandad. Es una voz para todos los sin voz, o que no tienen el espacio para hablar o para ser escuchados y que sueñan con una Iglesia distinta, apasionada y que cumpla la verdadera Misión de Dios para su pueblo. Este sitio es completamente independiente y libre de cualquier posición política o económica, y más aún, lejano a cualquier sector proclive o contrario a la actual administración eclesiástica. Solamente tiene como fin invitar a la reflexión, a escuchar la voz de Dios para su Pueblo Metodista, a la denuncia contra todo aquello que atente contra los principios Cristianos. Esta voz se levanta con un profundo temor de Dios, y con los deseos de aportar al verdadero cambio en nuestros miembros, laicos y pastores, y que posteriormente lleven a que la Iglesia Metodista sea una Iglesia, verdaderamente, al servicio de Dios.

Hermano Metodista, pretende dar voz a las opiniones de miembros de nuestra Iglesia que estén dispuestos a aportar desde distintos niveles de nuestra organización. Les invitamos a contactarnos a Uds., Jóvenes, Hombres y Mujeres Metodistas, que tienen mucho que decir y también mucho que hacer. Serán bienvenidas las contribuciones de todo tipo, como: Noticias sobre acontecimientos o eventos realmente significativos; testimonios de vida; reflexiones y visiones de Iglesia; denuncia sobre aquello que empañe el testimonio cristiano de nuestra Iglesia y que en ocasiones no se puede expresar por las medidas que la Administración de la Iglesia pueda tomar. Todas las contribuciones van a ser bienvenidas, en cuanto se consideren oportunas de parte de la redacción de esta página web, y en la medida que contribuyan a la causa de la Iglesia Cristiana en general y de la Iglesia Metodista en particular.
Quiénes deseen contribuir con información deben enviarla al correo hmetodista@gmail.com. La identidad de los mismos será guardada en el anonimato y se publicará sólo si el remitente lo estimase pertinente. La redacción de esta página, se reserva la atribución de publicar, o no publicar, cualquier información o contribución enviada a este sitio.

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, no temas ni desmayes porque Jehová, tu Dios, estará contigo a donde quiera que vayas. Josué 1:9

Leer Más...